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lunes, 16 de enero de 2012

La política borbónica en América


LA POLÍTICA BORBÓNICA EN AMÉRICA



En un primer momento la dinastía de los Borbones no introdujo ningún cambio significativo en las colonias ni a nivel administrativo ni económico. La administración continuó sin modificaciones al igual que el monopolio comercial pese a los ataques de crecientes de los barcos británicos.

La sociedad americana se ordenaba en torno a dos grupos:

-       La élite blanca que controlaba la administración y eran os propietarios de minas, tierras y otras fuentes de riqueza.
-       El resto de la población que estaba conformada por una mayoría indígena y esclavos de raza negra.
La sociedad estaba organizada de una manera racial, aunque había una importante mezcla.

Hacia mediados de siglo se inicia un gran cambio en la política borbónica, se incrementa la explotación colonial para que las colonias fueran más rentables. Para esto se aprobaron varias medidas como fue la introducción de las Compañías de Comercio siguiendo el modelo inglés y se decretó la introducción de navíos de registro, estos eran barcos que podían comerciar al margen de la Flota de Indias; también la expulsión de los jesuitas en 1767 tuvo importantes consecuencias, ya que la Corona anexionó tierras en Paraguay, que fueron de la Compañía de Jesús.

Durante el reinado de Carlos III se introdujeron importantes reformas administrativas para así poder incrementar el poder sobre las Colonias; se excluyó de la administración a los criollos, se creó el Virreinato de Río de la Plata en 1776 y se estableció, en este mismo año, el cargo de intendente para afianzar el control sobre los territorios americanos.

Haciendo referencia a la política económica se produjo un incremento impositivo y en 1778 se permitió el libre comercio entre la Península y las Indias, rompiendo de esta manera el monopolio del puerto de Cádiz.

Esta nueva política borbónica produjo cierto malestar entre los criollos, creándose movimientos de protesta. En 1780 – 81 en Perú se generó una revuelta iniciada por los criollos pero que se acabó transformando en una rebelión indígena que fue duramente reprimida.

Fuentes




miércoles, 11 de enero de 2012

El madrid de los primeros Borbones


EL MADRID DE LOS PRIMEROS BORBONES


La dinastía borbónica comienza con el reinado de Felipe V, nieto Luis XIV,  sucediendo a la casa de Austria tras la muerte del último rey perteneciente a ésta sin herederos, Carlos III en 1701.
A los pocos años de iniciar su reinado, en 1734, se produce el incendio del Alcázar el gran símbolo de poder de la dinastía de los Austrias, y también se pierden joyas y obras de arte. Dos años después se inicia la construcción del nuevo Palacio Real.
Madrid en este momento era una ciudad sucia, polvorienta y sin organización o servicios urbanos como el alcantarillado o adoquinado de las calles. Tampoco disponía de avenidas amplias y rectilíneas.
En 1720 el Marqués de Vadillo, corregidor de la ciudad, pide asesoramiento a Pedro Rivera para llevar a cabo un proyecto de mejoras y modernización en la ciudad. Ribera construye el puente de Toledo, solucionando los problemas que existían desde mediados del siglo anterior ya que los puentes provisionales de madera los destruía las fuertes corrientes del Manzanares; es un puente muy largo ya que abarcaba la ancha vaguada del río. El puente posee arcos de medio punto, miradores, fuentecillas y se dispusieron dos capillas dedicadas a Santa María de la Cabeza y a    San Isidro.
También planifica la orilla del Manzanares donde construye la iglesia de la Virgen del Puerto, diseña el Hospicio de San Fernando ya bajo el reinado de Fernando VI. Las tareas de embellecimiento continúan con la construcción de las academias de Lengua, Historia y Medicina, se funda la Biblioteca Nacional y la Fábrica de Tapices además de iglesias y palacios.

A Felipe V le sucede Fernando VI que contrae matrimonio con la portuguesa Bárbara de Braganza quién, en colaboración con el Marqués de la Ensenada se prosigue con las mejoras de la villa, pero de una forma más pausada, se colocan los primeros faroles particulares en las puertas de las viviendas y se conforma el barrio de las Salesas Reales.

Carlos III accede al trono el 11 de septiembre de 1759 llegado de Nápoles tras la muerte de Fernando VI que fue incapaz de sobreponerse a la muerte de su esposa. Carlos III fue denominado como el mejor alcalde de la ciudad, pero a pesar de esto su llegada no fue demasiado tranquila debido a que al poco tiempo tuvo que cesar a Esquilache, su primer ministro ante las protestas del pueblo que no estaba dispuesto a permitir que se acortaran las capas y se prohibieran los sombreros de ala ancha.
Su interés por modernizar el país se refleja en Madrid donde crea una red de alcantarillado, iluminación pública y pavimenta las calles, para estos proyectos su arquitecto fue Sabatini.
Hizo que no se tiraran las basuras a la calle, sino que se guardaran en cubos hasta que las retiraran los basureros; obligó a poner canalones en las casas para evitar que el agua escurriese directamente a las calles e hizo construir pozos para las aguas fecales y sumideros para las aguas de cocina y aseo.

Se colocan un gran número de faroles den plazas, calles y paseos y se prohíbe el uso de armas blancas bajo pena de seis años de presidio a los nobles y de seis años de trabajo a plebeyos.

Bajo el reinado de Carlos III se construyen algunos de los monumentos más emblemáticos de la ciudad en la actualidad como son: la Cibeles, Neptuno o la Puerta de Alcalá.

En el ámbito científico construye el Observatorio Astronómico, se crea el Jardín Botánico, el Museo de Ciencias Naturales (actual Museo del Prado) y el Hospital Real. También se crea en diciembre 1763 un sistema de lotería.
En 1788, un año antes de que comience la Revolución Francesa fallece en Madrid, Carlos IV será el heredero que ya tendrá más de 40 años cuando alcance el poder. Durante este período Madrid vivió una de sus peores épocas. En agosto de 1791 un  incendio destruyó casi por completo la Plaza Mayor y la cercana iglesia de S. Miguel; la reconstrucción de Plaza la realizó Juan de Villanueva.



Fuentes






lunes, 9 de enero de 2012

Catastro de ensenada Murcia Ciudad real

Alcabala del
Viento

Según Las
respuestas generales del Catastro de Ensenada CIUDAD REAL y MURCIA

En la
introducción escrito por Guy Lemeunier se ha centrado sobretodo en su
descripción geográfica,como su regadío del Segura, la presencia del río perenne
que no se haya menguado por las presas su localización y su comunicación con el
Reino de Valencia y con Andalucía. La capital de Murcia ocupa una cuarta parte
de su población lo que quiere decir cada 4 habitante que se encuentra en Murcia
uno es del capital pero su capital esta descentrada en relación con la región.
A 18 Km de Valencia y a 170 Km de la Mancha. Murcia por su situación geográfica
se encuentra en un cruce de fallas lo que significa tiene un alto peligro de
movimiento sísmico (Mayo de 2011 en Lorca el más reciente) también de
inundaciones. Murcia por su proximidad a la costa y un centro importante de
comercio (Cartegena) se ha convertido en una presa fácil para las epidemias
como el paludismo y la fiebre amarilla. La población de Murcia se ve estancado
desde la reconquista, la disminución de las poblaciones de las ciudades es
beneficiado por lo rural,como indica el libro cada dos de los tres habitantes
viven en lo rural. El flujo de su renta se centra sobre todo en lo eclesiastico
por ser el lugar de residencia por excelencia de los obispos.

En la
intruducción escrito por Félix Pillet Capdepón. La estructura urbanistica de
Ciudad Real parece que esta determinado, la población de la ciudad se ve
incrementado de forma progresivo a diferencia de Murcia. Pero en cierto manera
la ambos ciudad comparte similitudes como el predominio de lo rural a de lo
urbano, como diría en el libro Almagro tenía más aire de capital. El sector
primario ocupa un 62% donde un casi 50% se dedica a la agricultura y un 12% a la ganadería, el sector secundario
se encuentra los trabajadores de las industrias de textil cuero y alimentación.
Y el terciario ocupa un casi 9% donde la iglesia ocupa un 5% y los oficios
publicos un 3.9%.En el caso de las propieadades urbanas y precio de suelo, el
83.8% de los inmuebles o casas se encuentra en el núcleo de la ciudad (dentro
de las murallas), la riqueza urbana se divide en tres bloques, la primera las
casas que no superan 200 reales de su valor que ocupa un 85.3% y ocupan una
superficie de 67.9%, la segunda las casas que superan 300 reales de su valor
ocupa un 4.2% y ocupan una superficie de 14.9% y los restos ocupan el tercer
clase. También hay que diferenciar de los vecinos con los forasteros donde los
vecinos ocupan un 91.5% que controla un 88% de las superficies construidas. Y
los forasteros ocupan un 8.5% que controla un 12% de las superficies
construidas. Y de las propiedades urbanas debemos destacar la figura del
Cabildo que tiene un valor real en propiedades de 9486 reales que son 50 casas
y una superficie de 20944 varas cuadradas.




Comparación según
los catastro de ensenada entre Ciudad Real y Murcia

Situación
jurídica
En caso de Murcia
tanto los huertos como los campos son de realengo.
Y en Ciudad Real esta
dividido entre realengo donde 49% por razón de Alcabala. 33%por razones de
encabezamiento de vecino. 3% venta de heredades. 13% tercios reales de granos.

Situación
geográfica.
Ciudad Real
De este a oeste
8.36km
De norte a sur
11.145km
Circunferencia
25.08km
Por la parte de
este villa de Carrón, por la de oeste la villa de Alcolea y encomienda de
Montilla. Por la parte de norte Villa de
Miguel Turra y por el sur todos los territorios de la orden de Calatrava.
Murcia
De levante a
poniento 33.44km
Norte a sur
50.15km
Circunferencia
167.18km
Por la parte de
este Ciudad de Orihuela, por la de oeste Los de Mula, Albudeyte, Librilla,
Alhama y Lorca. Por la parte de norte Villas de Molina, Espinardo Fortuna y
Abanilla y por el sur Cartagena y la mar.

Volumen de
Población
Murcia tiene 4850
vecinos dentro de la ciudad y 8900 entre huertas y campos con un total de 13550
vecinos.

Ciudad Real tiene
1700 vecinos dentro de la ciudad (contando con los eclesiasticos, nobles,
viudas,jornaleros y pobres). Otros 100 entre entre las huertas de la
poblachuela y el de Valberde.



Edificios
Ciudad Real
1200 casas 5
inhabitables ciudad, 20 casas de poblachuela 35 en el Valverde y 20 que
alquerías y casas de campo

Murcia
En ciudad 350
casas, 5 barracas y 14 solares. En huerta 3400 casas 4000 barracas. En campos
2100 casas 35 barracas.

Relativa a
establecimientos industriales

Ciudad Real
No hay minas de
metales ni salinas
9 molinos
harineros
8 molinos de
aceite
4 pozos de nieves
8 eras de
pedradas

Murcia
28 molinos
arineros de agua
19 molinos de
aceite
49 hornos de pan
1 estanco de
cocer lino
1 caldera de
jabón
1 salina
1 fábrica de
salistres.





Nucleos de
trabajo
Ciudad Real
6 mercaderes
2 médicos
4 cirujanos
4 boticarios
5 abogados
4 cosarios
4 arrieros con
caballería menores
4 empleados en
rentas provinciales
4 renta de
tavacos
1 renta de jabón
1 receptoría de
la sal
8 sacristanes
2 maestros de
capilla
3 campeneros
25
administradores
1 teniente
1 fiscal 17
escribientes
2 corredores
2 toreros 5
mayordomos
1 correo mayor
5 ministros
ordinarios
1 portero
1 alcayde

Murcia
No hay datos

lunes, 19 de diciembre de 2011

La sociedad estamental.

Tanto en los siglos XVI, XVII, como en los sucesivos siglos modernos, la sociedad es estamental. Esto tiene su base en el pensamiento eclesiástico (se asemeja a la imaginaria sociedad de los ángeles).
La sociedad se divide en los tres estamentos, nobleza y clero que gozan de privilegios fiscales, juridicopenales y sociales y el estado llano, obligado a llevar el peso del trabajo. Esto se refleja en el en la obligación del pago de los pechos y tributos personales (de ahí que se llamen pecheros). Por encima de todos estaba el rey como poder supremo.
A su vez cada estamento estaba dividido por clases habitualmente diferenciadas por el poder adquisitivo. Así encontramos alto y bajo clero o mercaderes y artesanos.
La pertenencia a una corporación era fundamental en la sociedad, ya que dotaba de identidad a los individuos. Esto se refleja en la pertenencia a familias a través de su linea de sucesión, y en el linaje que abarca la trayectoria de varias familias. La familia se constituía como un elemento de ayuda mutua y apoyo económico y social.
El individuo también se agrupa en gremios. Estos le dotan de identidad social y al mismo tiempo defienden su trabajo, económicamente o le conceden un poder caritativo.
Asimismo a través de las corporaciones y estamentos se establece una gran diversidad jurisdiccional, con lo que la le yes que regían a la nobleza eran distintas que las del clero o las de la corporación militar.

Una de las formas de expresión de poder mas evidente de los estamentos privilegiados era la posesión de señoríos. El señorío supone el dominio hereditario sobre tierras y las personas que allí habitan,dado por el rey a nobles o clérigos como pagos o recompensas por servicios prestados. Similar al feudo, el señor acumula jurisdicción, rentas y propiedades. Es una institución propia de la Edad media y la Edad Moderna en España y desaparece en las Cortes de Cádiz a inicios del siglo XIX. Hemos de distinguir varios tipos de señorío:
el señorío territorial, en el que el señor está vinculado a una tierra que, o bien trabaja de manera directa con sus siervos, o bien cede a campesinos a cambio de unas rentas (en especie, dinero o trabajo); y el señorío jurisdiccional, en virtud del cual el señor tiene una serie de concesiones de tipo judicial y político, que son una fuente de poder (nombra a las autoridades locales, ejerce la justicia, cobra tributos).El campesino sujeto a señorío territorial era un siervo sin libertad personal, mientras que el que sólo lo está a un señorío jurisdiccional es un vasallo del señor. El grado de sometimiento al señor varía en función de la época, del territorio y del tipo de señorío. También depende de quién es el señor y, así, podemos distinguir entre señoríos eclesiásticos y laicos. Entre los primeros destacan los de abadengo (en manos de monasterios y conventos) y los de las órdenes militares; entre los laicos, los de realengo que son del rey (incluyendo las ciudades con fueros, que a su vez son señores de grandes zonas rurales) y los solariegos los de la nobleza.
Otra cuestión fundamental en esta forma de distribución de la propiedad eran las rentas señoriales a las que tenia derecho el privilegiado poseedor de la propiedad. Esta rentas se dividen en:
1. Rentas señoriales, percibidas por el señor del señorío solariego.
2. Rentas enajenadas a la corona, son los tributos o impuestos que deberia recibir el señor. Destacan la alcabala y los derechos de portazgo o almojarifazgo.
3. Rentas de bienes mostrencos y ab intestatos, los señores se agencian los bienes abandonados. El primer termino se refiere al ganado no reclamado por su propietario y el segundo a los bienes de difuntos que fallecen sin herederos, siempre dentro del régimen señorial.
4. Rentas propiamente señoriales, son aquellas que proceden delos derechos jurisdiccionales, es decir, aquellas que pagaba el vasallo como reconocimiento de señorío.





Al mismo tiempo, una parte considerable de la tierra es de “manos muertas”, lo que conlleva a que sea propiedad de una determinada familia o institución generalmente eclesiástica y se produzca el mayorazgo, que trata de preservar los bienes de una determinada familia lo que impedía al propietario enajenar total o parcialmente las tierras y por lo tanto poseer plena propiedad sobre ellas ya que las leyes del mayorazgo se lo impedían. El primogénito heredero podía aumentar el patrimonio, pero nunca menguarlo, lo que le convertía en mero administrador del mismo.

Por ultimo pese a haber gran desigualdad social debido a los estamentos, dentro de ese conglomerado de sectores sociales también tenía cabida la movilidad entre clases sociales aunque el nacido no fuera hijo de nobles. A través del poder económico se podía ascender socialmente como por ejemplo la compra de títulos nobiliarios por parte de mercaderes.
Una de estas personas fue Juan de Figueroa, que hizo riqueza en sus negocios con la hacienda y tras fundar el monasterio de la Concepción en Valladolid sus descendientes llegaron a ser Marqueses de Valverde o Melchor de Herrera, gran prestamista de la Corona, accedió al titulo de Marques de Auñón a través del dinero. Un caso mas extraño fue el de Francisco Aguado, que siendo de procedencia muy humilde, llego a ser obispo de Astorga.
Esta dinamización social se hizo evidente también en el resto del mundo ya que algunos españoles de principios del siglo XVI eran grandes viajeros. Así, por ejemplo, debido a los negocios mercantiles en Flandes se hizo notar la presencia de burgaleses. Esto sucedió con Juan López de Calatayud que se caso con Ana Garcés, perteneciente a una influyente familia de Amberes.
También en Castilla encontramos en la época una nutrida red de agentes italianos o mercaderes flamencos,
Observamos por lo tanto que toda Europa estaba integrada por una serie de contactos personales por los que discurría el dinero, los productos y la información.

Fuente: apuntes Historia I

Los caminos reales españoles en los siglos XVI - XVII



LOS CAMINOS REALES ESPAÑOLES EN LOS SIGLOS XVI-XVII


Mapa Villuga
Se conocen los caminos que existían en estos siglos debido a los “Repertorios de Caminos” o guías del viajero. El más importante es el “Repertorio de todos los Caminos en el que hallarán cualquier viaje que quieran andar muy provechoso para todos los caminantes” cuyo autor es Pero Juan de Villuga. Esta guía se publicó en Medina del Campo, en 1546, contenía un total de ciento treinta y nueve itinerarios que equivalían a alrededor de 18.000 Km. Estos caminos recuerdan en numerosas ocasionas a las calzadas romanas ya que coinciden en su trazado.

Es notable la mayor densidad de caminos que existe  en el centro de España ser debido a su mayor expansión económica y demográfica así como la nueva red de caminos en el País Vasco, zona que fue escasamente colonizada por los romanos

También es importante señalar que, con el paso del tiempo, las comunicaciones de los puertos mediterráneos con el interior, abandonan el recorrido costero debido posiblemente, al peligro de sufrir ataques por parte de los piratas que asediaban las costas españolas.  

En ninguno de los “Repertorios”, se detallan las características técnicas de los caminos, por lo que hay que acudir a las relaciones de viajes para tener una idea de cómo eran; no estaban pavimentados, y en ocasiones ni siquiera tenían un trazado fijo estando en la mayoría de los casos abiertos sobre el terreno natural .Eran caminos que, en tiempos de lluvia y nieve, se volvían muy dificultosos, sobre los que el tráfico, tanto de personas como de mercancías solo podía generalmente hacerse a caballo.

Camino Real en el Valle de Mena
 Aunque en la época de los Austrias se construyeron numerosos puentes eran insuficientes, y en la mayoría de los casos el paso de los ríos había de hacerse sobre vados, lo que dificultaba mucho más los viajes, haciéndolos peligrosos en las épocas de crecidas.

La construcción de tramos de calzadas nuevas, como la reparación de éstas, correspondían a los municipios por los que pasaban, y sólo en el caso de obras de gran envergadura podían convertirse en responsabilidad del Consejo Real. Esta institución, se encargaba en este caso de la autorización, así como de administrar las contribuciones especiales para sufragar las obras, que incidían sobre los municipios afectados.

En 1610 el portugués Juan Bautista Labaña, recibió el encargo por parte de la Corona de cartografiar la Península Ibérica en su obra “Itinerario del Reino de Aragón”.

Fuentes:

www.ingenierosdelrey.com/articulos/caminos/caminos_reales.htm
http://elnuevomiliario.eu/page5.php



miércoles, 14 de diciembre de 2011

LA CRISIS DEMOGRÁFICA Y ECÓMICA DEL SIGLO XVII

En el siglo XVII Espaňa sufriò una reducciòn muy grave de la poblaciòn, que pasò de 8 millones de habitantes en 1600 a 7 miliones en 1700. Fueron varias las causas de la disminuciòn demográfica: la migraciòn al nuevo continente, las pérdidas poblacinales ocasionadas por las guerras, la expulsiòn de los moriscos y las epidemias que asolaron el país.

La agricultura sufriò una grave recesiòn como resultado de la despoblaciòn rural, mientras aumentaban los impuestos sobre los campesinos. Muchos de ellos tuvieron que abandonar el campo para irse a vivir en las ciudades como mendigos. También se redujo el número de cabezas de ganado, debido a la sequedad de pastos y las diversas guerras peninsulares. La industria y el comercio padecieron una profunda recesiòn, lo que se debía a la competencia de rpoductos extranjeros y al escaso poder adquisitivo de una poblaciòn española cada vez más empobrecida. Por otro lado, la demanda de productos agrariaos y manufacturados por parte de las colonias americanas disminuyò, dado que esos territorioa ya conseguían una autosuficiencia con sus propios productos.

Se agotaron muchas minas americanas. Como consecuencia de ello, la disminuciòn de metales preciosos recibidos en la metròpoli agravò la situaciòn de las finanzas públicas, que ya estaban muy debilitadas por los gastos de la corte y las constantes guerras. Ni el aumento los impuestos ni las constantes devaluciones de la moneda pudieron salvar a la Hacienda Real, que entrò en bancarrota varias veces.

LA CRISISDEL ANTIGUO RÉGIMEN

LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN
Carlos IV accedió al trono en 1788 e intento mantener la política reformista que había llevado a cabo Carlos III, con la que había conseguido estabilidad política y una relativa prosperidad económica. Prueba de ello fue la continuidad del ilustrado conde de Floridablanca al frente del gobierno.
La situación cambio pronto. Por una parte, el estallido de la Revolución Francesa provocó el temor de las clases dirigentes españolas. Aceptar el nuevo régimen instaurado en Francia, una monarquía constitucional, suponía poner en peligro los privilegios de la monarquía y la aristocracia en el resto de los Estados europeos. Por otra parte, también se iniciaron ciclos de epidemias y malas cosechas que desembocaron en crisis de subsistencia.
Además de por la fuerte crisis socioeconómica, el reinado de Carlos IV estuvo marcado por una mala política exterior que debilitó a España como potencia internacional y por una grave crisis de Estado que supondría el destronamiento del monarca y la invasión francesa del territorio peninsular en 1808.
A pesar de todo, la inestabilidad no desembocó en una revolución como la de 1789 en Francia, a causa del gran poder de la aristocracia y el clero, y la escasa fuerza de los grupos capaces de impulsar los cambios necesarios para transformar las estructuras del Antiguo Régimen.
Ante el miedo a que se extendiera la Revolución Francesa, Floridablanca llevo a cabo una fuerte política represiva. Cerró las fronteras y rompió las relaciones con Francia con la intención de frenar la entrada de propaganda revolucionaria; también censuró las publicaciones y frenó la aplicación de reformas. En realidad, sólo consiguió crear un clima de tensión y limitar las posibilidades de cambios en el Régimen Absolutista de Carlos IV.
El sucesor de Floridablanca, el conde de Aranda, intentó frenar las hostilidades hacia el nuevo régimen francés en virtud del pacto de familia establecido entre los Borbones de España y Francia. Pero la muerte del Rey francés Luis XVI en la guillotina (1793) y la instauración de una república en aquel país provocó que el gobierno de España,. Dirigido desde finales de 1792 por Manuel Godoy, se uniera a la coalición de monarquías absolutistas europeas que declararon la guerra a la Francia revolucionaria.
Este conflicto, llamado la guerra de Convección (1793-1795), afectó principalmente a las áreas fronterizas de Cataluña, Navarra y el País Vasco. Finalmente, los problemas internos de España y las derrotas militares obligaron a Godoy a firmar la Paz de Basilea (1795), por la que España recuperaba los territorios ocupados a cambio de la cesión de Santo Domingo y de concesiones comerciales a Francia.
Un año más tarde, Godoy firmó el Tratado de San Ildefonso con Francia, ante el constante peligro de invasión. En él se establecieron acuerdos de auxilio mutuo y se garantizó la integridad territorial de ambos países, aunque en realidad España quedó definitivamente subordinada a los intereses políticos franceses. La primera prueba de este hecho fue su implicación en una guerra contra el principal enemigo de Francia: Gran Bretaña (1797-1801), de la España salió derrotada.
Los gastos de la guerra y el bloqueo del comercio colonial llevado a cabo por los británicos agravaron la crisis económica.
La proclamación de Napoleón como emperador (1804) repercutió negativamente en la estabilidad política peninsular.
Desde 1803, España era un estado tributario de Francia y, en cumplimiento del Tratado de San Ildefonso, tuvo que participar en una nueva guerra contra Gran Bretaña (1804-1808). La intervención española terminó con la pérdida de la armada en Trafalgar (1805).
Esta derrota afectó profundamente al comercio español de ultramar y, como consecuencia de ella, descendieron los ingresos del Estado; también se vio perjudicada la industria española, debido al descenso de las exportaciones. Todo ello provocó un gran malestar social.
El malestar afectó a todos los estamentos. Las clases bajas sufrían una grave situación de miseria. El clero se vio perjudicado, en parte, por las medidas desamortizadoras que intentó aplicar Godoy para sufragar la deuda del estado. La aristocracia no aceptaba a Godoy a causa de sus orígenes sociales, de su condición de favorito de la reina María Luisa de Parma y de su política exterior, que había situado a España en el órbita de Francia.
Se creó, pues, una actitud hostil hacia Carlos IV y el Gobierno de Godoy, que tuvieron que enfrentarse a las conspiraciones que pretendían dar el trono al heredero, el futuro Fernando VII.
En este ambiente de crisis interna, Napoleón presionó, con el objetivo de conseguir el apoyo español para invadir Portugal, puesto que era una base importante y un aliado para combatir al Reino Unido. Con esta intención, se firmó el Tratado de Fontainebleau en 1807. En él se acordaba la conquista de Portugal y su división n tres zonas: el norte sería para compensar las pérdidas territoriales de los reyes de Etruria, el centro para los reyes de Portugal y el sur se convertiría en el principado de los Algarbes, destinado a Godoy. Pero la realidad fue que Napoleón utilizó el Tratado para invadir la Península.