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miércoles, 16 de noviembre de 2011

LA GUERRA DE SUCESION Y EL SISTEMA DE UTRECHT

LA GUERRA DE SUCESIÓN Y EL SISTEMA DE UTRECH
En 1700 murió sin descendencía directa Carlos II, el último Rey de la casa de Austria. La evidencia de que Carlos II moriría sin descendencia había desencadenado en las principales cortes europeas una ofensiva diplomática para ganarse la débil voluntad del monarca y colocar en el trono a un potencial aliado de sus intereses.
Los dos principales candidatos para ocupar el trono eran Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Borbón, con derechos sucesorios al trono francés y respaldado por la poderosa corte de su abuelo, y el archiduque Carlos de Habsburgo, apoyadopor su padre, el emperador de Austria. El testamento de Carlos II designó como sucesor al candidato frances, que fue coronado en 1701 con el título de Felipe V.
La elección de Felipe de Borbón rompió el principio del equilibrio europeo que regía las relaciones internacionales. Asimismo, subordinó la Corona española a la política francesa, fortaleció el poder de los Borbones en Europa y provocó la lucha por la hegemonía europea y, también, por el control del comercio colonial con américa. Gran Bretaña, Holanda y Portugal formaron la Alianza de la Haya, apoyaron al candidato austriaco y declararon la guerra a España y Francia. De esta forma, la sucesión al trono español pasó de ser un problema interno a un grave conflicto internacional.
En España la cuestión sucesoria tmabién dividió los territorios peninsulares. Aunque al principio se reconocieron los derechos al trono de Felipe V y fue jurado por las cortes de sus reinos, no tardó en despertar los recelos forales de la Corona de Aragón, que acabó respaldando al archiduque Carlos.
La guerra comenzó en 1702 y su desarrollo fue irregular hasta su fin en 1714. El mismo año de su inicio Gran Bretaña ocupó Gibraltar, que desde entonces permanece bajo soberanía británica. Los primeros años del conflicto fueron favorables al bando austríaco, pero en 1707 sufrió una paratosa derrota en Almansa como resultado de la cual sólo Cataluña permaneció bajo control del archiduque Carlos.
En cambio, en el plano europeo, las fuerzas estuvieron muy equilibradas hasta 1711, año en que la guerra dio un giro definitivo cuando el archiduque Carlos fue nombrado emperador de Austria tras la muerte de su hermano Jose I, y la Alianza de la Haya se rompió, Gran Bretaña y Holanda, no les interesaba la unión de España y Austria ante el temor de ayudar a reconstruir el imperio de Carlos I y desequilibar el mapa europeo, dieropn por finalizadas las hostilidades.
La Paz se firmó en el Tratado de Utrecht (1713), en el que se reconocía a Felipe V como Rey de España a cambio de renucnciar a sus derechos sucesorios sobre la corona francesa y la pérdida de la integridad territorial, ya que Gran Bretaña recibía Gibraltar y Menorca. Asimísmo, España perdía las últimas posesiones en Europa que fueron cedidas a Asutria (Flandes, Milán, Nápoles, Cerdeña) y a Saboya (Sicília), dando como resultado una pérdida de su papel predominante en Europa, a la vez que reducía aún más su influencia en el ámbito Mediterráneo.
El nuevo mapa de Europa que se configuró restablecía erl equilibrio político continental, basado en la existencia de dos ejes de poder, situados en Viena y París, lo sufiecientemente igualados como para evitar la hegemonía. Además. Gran Bretaña, verdadera potencia ganadora del conflicto, obtuvo privilegios comerciales con la América española, como la exclusividad de la trata de esclavos y el derecho a enviar un navío anual paea comerciar con las colonias americanas, que sirvieron para romper el monopolio mantenido hasta entonces por la Corona Española. De esta manera, los británicos recibieron, junto a los territorios conseguidos, un impulso para extender su imperio colonial por América, el Mediterráneo y Oriente.
A pesar de la firma de la Paz, la guerra continuó en Barcelona y otras zonas de Cataluña hasta el 11 de septiembre de 1714, cuando las tropas de Felipe V conquistaron Barcelona, que había estado sitiada durante catorce meses. La heroica resistencia catalana se explica por su negativa a aceptar la supresión de los fueros e instituciones, tal y como le había ocurrido a Aragón y Valencia y que se recogieron el los Decretos de Nueva Planta.

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